Desde ya hace años cada primavera, amigos, familia ó conocidos me traen animales de todo tipo, ya lo he contado alguna vez. El alcaudon de la foto no es una excepción, pero la historia que tiene detrás si es bastante curiosa y la recuerdo con especial cariño.
Hace unos años nos trajeron un polluelo de alcaudón (Lanius senator). Estaba todavía con plumón, ni siquiera con pluma. Es bastante complicado sacar polluelos adelante, pero los insectovoros son especialmente complicados, y los alcaudones son insectivoros principalmente (las especies mas grandes puede pillar algun ratoncillo ó largatija). Este alcaudón tuvo suerte, salió adelante. Lo tuve por casa bastante tiempo e incluso recuerdo llevarmelo a alguna acampada como mascota en el hombro, cuando ya empezaba a practicar vuelos.
Todas las mañanas me levantaba, con un “canto” que tenía poco de canto y mucho de grito. Se pasaba el resto del dia por el patio o por dentro casa danzando. De vez en cuando me lo llevaba a los solares a enseñarle a cazar saltamontes. Y puedo decir con orgullo que durante una buena temporada cogí una destreza cazando saltamontes que era la envidia de cualquier alcaudón.
Al cabo de un par de meses, el alcaudón ya volaba perfectamente, así es que una tarde levantó el vuelo, se fué detras de unos gorriones y no lo volvimos a ver. Ni rastro. Desapareció y como si nunca lo hubiesemos visto. Al fin y al cabo son animales, no entienden de melancolía ni lazos de amistad, de lo contrario habria que calificar lo que hizo como de muy cabrón, y todos sabemos que los alcaudones no son cabrones, son pájaros.
Años más tarde (3 o 4), paseando por Peñas Blancas encontré un nido de alcaudón. Para mi sorpresa, el adulto permanecía incubando mientras estaba yo a un metro apenas de distancia (lo normal es que salgan del nido intentando no ser vistos). Estuve un rato rondando el nido y durante todo este tiempo el pajaro ni sé inmutó. Como el que no quiere la cosa me puse a “chistarle” y silbarle como le hacía al alcaudón que años antes había criado en casa, y sorpresa: El alcaudón reaccionó y salio del nido.
|